Caracas, 30 Abr. CBST INFO. SOIREE BENÍTES.- Más de 10 años de investigación fueron necesarios para que el profesor, licenciado en Letras de la Universidad de los Andes y maestro en Literatura Iberoamericana, Arnaldo Valero, escribiera el ensayo Canciones de fuego negro. Del reggae a la poesía Dub, material que resalta el origen y trascendencia de los ritmos musicales del Caribe, y que resultó ganador del Premio Internacional de Ensayo Mariano Picón Salas, galardón entregado por el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg).
Amplias bibliotecas y discotecas, más las indicaciones de la especialista Michel Ascencio —a quien Valero agradece cada una de sus sugerencias y llamados de atención— sirvieron de apoyo para concretar este ensayo, cuya extensión es de 150 páginas, y que hoy convierten a su autor en el ganador de la séptima edición de este premio, que le otorgará un diploma en reconocimiento, la publicación de su obra y un cheque por la cantidad de 50.000 dólares.
La dinámica que la Universidad de los Andes genera en el estado Mérida, lugar de residencia de Valero, imprimieron un ambiente formidable, lleno de oportunidades, para desarrollar este trabajo. “Este ensayo hubiera sido inconcebible sin la dinámica que propicia la ULA —pues allí— hay interlocutores, espacios para el diálogo, un intercambio de ideas, de reflexión profunda”, explicó Valero este jueves, en entrevista telefónica con la Agencia Venezolana de Noticias.
A Valero siempre le atrajo el tema cultural y social de los pueblos del Caribe, especialmente su música. Cuenta que una vez decidió emprender su investigación en el año 1995 y partió de una interrogante: Qué es eso que tiene el Caribe, tan propio y particular. “La respuesta que uno obtiene es la música, la música del Caribe, su salsa, el calipso, el reggae”, indicó.
“Después de que uno se formula estas preguntas y que encuentra a una gran cantidad de autores, músicos caribeños, uno ve quién es el más extraordinario, quien llegó a ser la primera gran súper estrella y la respuesta es simple: Bob Marley”, explicó Valero, quien destacó que las canciones de Marely —cuyo nombre de pila era Robert Nesta Marley Booker— más que una canción eran poesía pura, enraizada con la cultura jamaiquina, capaz de resumir en sus letras 400 años de cultura.
“Una vez que uno se fija en ese personaje no tanto como un músico vinculado a la industria discográfica sino fundamentalmente como un emblema, un arquetipo, un sujeto en el cual confluyen muchísimos elementos históricos, culturales, políticos, entonces te das cuenta de que allí no estás percibiendo a un icono de cultura de masas, sino que es alguien muy complejo, y dentro de esa complejidad en la cual confluyen elementos políticos, raciales, históricos, hay un perfil que es particularmente notable: él es una persona sumamente consciente de lo que es el pasado”, expresó el autor durante la entrevista.
De la investigación al ensayo
Su deseo de realizar esta investigación llevó a Valero a permanecer largas horas en la biblioteca sumergido en la lectura, a consultar material de todo tipo, incluso, a viajar a Jamaica, país que visitó en los meses de agosto y septiembre del año 2007.
“Tuve que viajar a Jamaica para entender qué era lo que realmente él representaba, lo que él significaba en la isla. De hecho mi ensayo comienza ‘Yo en el Museo Bob Marley, viendo lo que él representa y por qué es un héroe nacional’. En Jamaica Bob Marley no es un cantante más de reggae, porque allá hay muchos cantantes de este género, sino que es un héroe nacional, hay importantes monumentos y eso es algo que advertí. Para conocer uno tiene que viajar”; señaló.
Además de este proceso de observación, Valero debió —así lo afirmó— “requerir de una disciplina de aprendizaje, para ir aprendiendo nuevos paradigmas que me permitieran entender no sólo a Bob Marley como poeta, sino también por qué el reggae trajo como consecuencia un género tan extraordinario como la poesía dub”, dijo.
“Cuando fui estudiante de letras me familiaricé con un concepto de literatura que venía a ser el concepto canónico, occidental de literatura, que se ha venido manejando desde el renacimiento hasta nuestros días. Entonces tuve que desaprender ese concepto para aprender uno nuevo, en el cual la literatura no está necesariamente vinculada a la letra escrita, sino que tiene que ver con palabra oral profundamente vinculada con el ritmo”, explicó.
Las condiciones del premio exigían que cualquier obra postulada debía tener un máximo de 150 cuartillas, condición a la que Valero se ajustó a pesar de que su trabajo es mucho más extenso.
“La investigación original es más extensa. Hay un capítulo en el cual establezco los vínculos que hay entre la difusión e internacionalización del credo rastafari y cómo fue posible gracias al reggae”, indicó el autor, quien señaló que otro de los capítulos que integran su trabajo —identificado por su creador como un libro— tiene un capítulo entero dedicado a Marley.
Al ser consultado sobre sus expectativas ante el premio, Valero afirma que una vez se supo ganador, reconoció que está ante una nueva ruta para crear, hecho que ya pone en práctica con dos obras que marchan de forma adecuada.
“Yo voy a seguir escribiendo, voy a seguir preparando mis clases como siempre lo he hecho, porque este ensayo es el resultado de eso: de seguir preparando clases para mis estudiantes de la Universidad de los Andes, y voy a seguir escribiendo”, dijo.
Se espera que la entrega del premio suceda en los primeros días del mes de junio de este año, en los espacios del Celarg, ubicado en Altamira, Caracas.